¿Cómo Podemos Obtener El Camino De La Vida Eterna: (Mateo 19:16-30)
¿Cómo
Podemos Obtener El Camino De La Vida Eterna:
(Mateo 19:16-30)
“… El joven le dijo:
Todo esto
lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más
me falta?... Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a
los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme… Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía
muchas posesiones …” (vv. 20-22).
Pastor: Carlos
Ramírez Jiménez:
En
las secciones anteriores Jesús defendió la dignidad y valor de las mujeres y de
los niños. En esta sección procura rescatar a un joven de la esclavitud de los
bienes materiales y devolverle la dignidad humana. Aprovechó la ocasión para
advertir a los discípulos del peligro de las riquezas.
Los judíos de aquel tiempo creían que llevando a cabo algún acto singular de bondad [obras] podían garantizar su salvación (v. 16).
I. La Riqueza. Mt. 19:16-22.
Un joven rico busca la vida eterna. El joven vino buscando la vida eterna y Jesús quiso introducirlo a esa dicha. Para hacerlo, sin embargo, tuvo que llevarlo paso a paso a reconocer los conceptos erróneos que tenía en cuanto a la vida eterna y como obtenerla. En efecto: Jesús le mostró cómo no podía salvase para luego explicarle cómo salvarse:
· Se puede describir al joven como
enérgico, pues en un derroche de energía, propio de jóvenes, vino corriendo (Mr. 10:17);
· Equivocado, pues quería hacer algo para
poseer la vida eterna
(v. 16);
· Estimado por Jesús, pues Jesús le amó (Mr. 10:21), y por el pueblo, pues era un principal, quizá líder
en la sinagoga o miembro del Sanedrín (Lc. 18:18);
· Exigido, pues Jesús demandó que se
desprendiera de sus bienes materiales y le siguiera;
· Entristecido, pues no estaba dispuesto a
hacer lo que Jesús demandaba para que obtuviera la vida eterna (v. 22).
· Además, era rico en los bienes
materiales (v.
22);
· Religioso y de alta moral, pues había
guardado los mandamientos (v. 20); y
· Reverente, pues se arrodilló delante de Jesús (Mr. 10:17).
En la casa del joven rico seguramente había abundancia, pero en su corazón había miseria y escasez. Tenía bienes materiales, pero no tenía paz y seguridad para con Dios. Su búsqueda de vida eterna es una confesión implícita de la falta de ella. Los judíos generalmente pensaban que había tres señales del favor de Dios: buena salud, muchos hijos y riquezas. Pero el joven ya sabía que las riquezas materiales no aseguran la vida eterna.
Parece
que Jesús le mandó al joven guardar los mandamientos como condición para
obtener la vida eterna; sin embargo, el testimonio uniforme de las Escrituras
es que el obedecer a los Diez Mandamientos es
imposible para el hombre, y aunque fuera posible, tampoco asegura la vida
eterna. El propósito de la ley era llevar, como ayo
o tutor, a los hombres a Cristo (Gál. 3:24).
Es decir, la ley le muestra al hombre su pecado para que esté en condiciones de
arrepentirse y confiar en Jesús.
Jesús menciona cinco de los seis mandamientos que tienen que ver con las responsabilidades horizontales (sociales), omitiendo el último que tenía que ver con la codicia. Quizá el joven podía decir con sinceridad que había guardado esos cinco, por lo menos según la letra. Sin embargo, el resumen —amarás a tu prójimo como a ti mismo (v. 19)— incluye el último mandamiento. Seguramente, él tendría problemas en afirmar la obediencia a éste, pues más adelante se muestra indispuesto a deshacerse de sus bienes.
El joven insiste diciendo: ¿Qué más me falta? (v. 20). Jesús responde demandando que él venda todas sus posesiones y que reparta a los pobres. Parece otra vez que ésta sería la condición para obtener la vida eterna; pero el hecho de hacer buenas obras, aun repartiendo todos sus bienes, no es lo que Dios exige para obtener la vida eterna. Jesús sabía que el joven amaba sus bienes materiales y confiaba en ellos. Por eso quiso guiarlo a eliminar el obstáculo que impedía su amor a Dios y dependencia de él, actitudes esenciales para la salvación.
Todos los pasos anteriores tenían el propósito de guiar al joven a dejar de confiar en sí mismo y en sus bienes, y poner toda su confianza en Jesús, siguiéndolo. Esta es la condición absoluta y final para obtener la vida eterna. No es la pobreza, ni la religiosidad, ni la sinceridad, ni el prestigio humano que salva, sino la confianza en Jesús y el seguirlo obedientemente.
Si
comparamos el relato del joven rico en los sinópticos, descubrimos que Mateo no
sigue el texto de Marcos y Lucas. Estos dos presentan al joven dirigiéndose a Jesús con la
salutación:
· Maestro bueno, ¿Qué haré para obtener la vida eterna? (Mr. 10:17; Lc.
18:18).
Mateo
cambia el texto así:
· Maestro, ¿Qué cosa buena haré...? (Mt. 19:16).
Aquí
nuestra versión traduce este pasaje correctamente, en contraste con la RVR de
1960.
También acierta nuestra versión en v. 17 con la pregunta: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno?, nuevamente en contraste con la RVR de 1960. Con toda seguridad Marcos escribió su Evangelio primero, pero Mateo se sintió libre para variar el texto ligeramente, puesto que fue testigo ocular.
Esta
variación en el texto podría atribuirse al hecho de que la lectura de Marcos y
Lucas parece implicar que Jesús no aceptaba el título Maestro bueno, afirmando:
· Ninguno es bueno, sino sólo uno, Dios (Mr.
10:18; Lc. 18:19).
Mateo
eliminó este aparente problema con su arreglo del texto.
Sin
embargo, se puede entender que en el texto de Marcos y Lucas Jesús estaba diciendo
en realidad:
· “¿Por qué me llamas bueno, un título que se reserva para Dios, cuando no me reconoces como Dios?”.
Esta
demanda de deshacerse de los bienes materiales no debe tomarse como una norma
uniforme para todos los que desean entrar en el reino, pues fue dirigida a una
persona que tenía una necesidad particular. El joven estaba poseído por sus
posesiones, esclavizado por las riquezas. Toda persona que se encuentra en esta
condición tiene que tomar medidas radicales para poder entrar en el reino.
Jesús tampoco enseñó que hay una virtud especial ni superioridad espiritual en el hecho de hacer “voto de pobreza”. Hay múltiples ejemplos de hombres ricos en la Biblia y en la historia cristiana que han contribuido generosamente con sus bienes para aliviar la necesidad física y espiritual del hombre y extender el reino de Dios.
II. El Peligro De Las Riquezas. Mt. 19:23-30.
Los discípulos aprenden acerca del peligro de las riquezas. Mt. 19:23-30. Jesús aprovechó la reacción negativa del joven rico para enseñar a los discípulos acerca del peligro de las riquezas. Jesús solía aprovechar las circunstancias del momento para enseñar o ilustrar verdades del reino. Este es reconocido como uno de los métodos más eficaces en la enseñanza. El pasaje se compone de una afirmación del peligro de las riquezas, una ilustración, la sorpresa de los discípulos, una explicación de parte de Jesús, una pregunta sobre recompensas y la contestación de Jesús.
G4145 plousios = (πλούσιος, G4145),
relacionado con A, Nº 1 y C, Nº 1. Se usa:
I)
Literalmente:
a) Adjetivamente,
con un nombre expresado separadamente (Mt. 27:57; Lc. 12:16; 14:12; 16:1, 19);
sin nombre (Lc. 18:23; 19:2);
b) Como nombre,
singular, un hombre rico, no expresándose el nombre (Mt. 19:23-24; Mr. 10:25;
12:41; Lc. 16:21-22; 18:25; Stg. 1:10-11); en plural (Mr. 12:41; Lc. 6:24;
21:1; 1 Tim. 6:17; Stg. 2:6; 5:1; Ap. 6:15 y 13:16);
II) Metafóricamente, de Dios (Ef. 2:4: «en misericordia»); de Cristo (2 Cor. 8:9); de creyentes (Stg. 2:5: «ricos en fe»; Ap. 2:9); en general de enriquecimiento espiritual; Ap. 3:17, de un falso sentido de enriquecimiento.
Nota: Para piotes, traducido en Rom. 11:17 «rica savia», véase SAVIA. (En la rv., se traduce «grosura»). (VINE).
Jesús introduce su afirmación del peligro de las riquezas con un solemne de cierto (v. 23); o en griego amén G281. El tema es: “Cómo obtener vida eterna, o entrar en el reino”. Son conceptos sinónimos. Jesús observa, de acuerdo con la indisposición del joven rico de privarse de sus riquezas, que la misma mentalidad del rico le predispone a no humillarse, arrepentirse y poner su confianza en Dios, condiciones imprescindibles para obtener la salvación. La dificultad para que un rico entre en el reino se encuentra en él mismo, pues Dios ama a los ricos (Mr. 10:12) y quiere salvarlos.
Ayuda Hermenéutica:
G281 amen = (ἀμήν, G281), transliteración de una palabra hebrea, «verdad», o «cierto». Se traduce por lo general como «de cierto» en los cuatro Evangelios; en el Evangelio de Juan el Señor introduce sus solemnes pronunciamientos con la repetición de la expresión «de cierto, de cierto» en veinticinco ocasiones… (VINE).
Jesús
ilustra la dificultad del rico con una exageración, quizá en tono jocoso. Es ridículo
pensar en semejante animal, como el camello, pasando por el ojo de una aguja.
No sólo sería difícil, sino imposible. Los discípulos así lo entendieron y respondieron
con sorpresa que, entonces, en realidad, nadie podría ser salvo. Jesús
aprovechó para enseñar otra verdad en cuanto a la entrada en el reino de Dios.
No solo sería muy difícil para el rico, sino imposible para todos los que lo
intentan por sus propios medios. La entrada en el reino es una obra milagrosa
que solo Dios puede realizar.
Algunos
intentan explicar esta exageración literaria, describiendo una pequeña puerta,
llamada “ojo de
aguja”, en el portón de entrada en la ciudad de Jerusalén. Según
esta explicación, un camello podría pasar con dificultad por el “ojo de aguja”,
de rodillas y sin carga encima. Es una bella explicación, pero carece de apoyo
histórico, pues comenzaron a llamar “ojo de aguja” a esa pequeña puerta, ubicada en el
portón, unos mil años más tarde, precisamente por causa de la enseñanza de
Jesús.
Otros observan que la palabra griega “camellos” (kámelos G2574) es muy parecida a la palabra “cuerda” (kámilos) y que quizá los escribas se equivocaron al copiarla. Sin embargo, no se encuentran variantes de esta naturaleza en los manuscritos más antiguos. De todos modos, sigue siendo una exageración.
El
peligro de las riquezas puede resumirse con tres afirmaciones:
(1) Animan la autosuficiencia;
(2) Tienden a crear compromisos sociales y prioridades
propias del mundo;
(3) Tienden a
fomentar el egoísmo y la avaricia.
Por estas razones, las riquezas tienden a constituir un obstáculo formidable, aunque por la gracia de Dios no insuperable, para la entrada en el reino.
Ayuda Hermenéutica:
G2574 kamelos = (κάμηλος, G2574),
de una palabra hebrea que significa portador. Se
usa en proverbios para indicar:
a) Algo casi o
totalmente imposible (Mt. 19:24, y pasajes paralelos);
b) Los actos de una persona que se cuida de no pecar en temas triviales, pero que no pone cuidado en asuntos más importantes (Mt. 23:24). (VINE).
El joven rico se había negado a desprenderse de sus bienes materiales. En contraste, Pedro comentó que él y los discípulos lo habían dejado todo, no sólo los bienes materiales, para seguir a Jesús (v. 27). Quería saber qué es lo que recibirían como recompensa. Demostró un espíritu interesado y mercenario, más pagano que cristiano. Nosotros (v. 27) es enfático en el texto griego; nosotros, en contraste con el joven rico y otros.
En vez de reprenderle directamente, Jesús le aseguró y le advirtió. Le aseguró que tendrían una recompensa y que la recompensa sería muy generosa, sería eterna. Pero a la vez, le advirtió que habrá sorpresas en el reparto de las recompensas, verdad que se ilustró con la parábola que sigue en el cap. 20.
De
nuevo Jesús inició su contestación con un solemne de cierto
(v. 28), traducción del mismo vocablo griego amén G281 que vimos en v.
23. Apuntó a un tiempo indefinido en el futuro, cuando habrá una regeneración
(v. 28).
Este
término se encuentra sólo dos veces en el NT.:
· Aquí cierto (v. 28), y
· Tito 3:5).
Aquí
se refiere al “nuevo
nacimiento del mundo”, pero en Tito se refiere al “nuevo nacimiento
espiritual”.
Jesús describe la Segunda Venida, cuando se sentará sobre el trono para juzgar al mundo (comp. 16:27; 25:31). Se debe entender la descripción de este pasaje como figurada, respondiendo a la esperanza apocalíptica judía, que los discípulos podrían entender bien. No solamente los doce discípulos juzgarían al mundo, sino también, en algún sentido, a todos los santos (ver 1 Cor. 6:2). No solamente serán juzgadas las doce tribus de Israel (v. 28), sino todas las naciones (Mt. 25:32).
NOTAS: V. 28; Tito 3:5:
El versículo 28: en la regeneración. I, es, en la nueva era, el
milenio, cuando la tierra será hecha nueva, en cuya época los discípulos
juzgaran a Israel. La única otra acepción de la palabra “regeneración” en el NT., habla de personas que son
hechas nuevas en la era actual (Tit. 3:5). En el trono de su gloria. Comp. Mt.
25:31).
Tito 3:5: no… sino. La salvación personal no se alcanza por medio de buenas obras, sino por la purificación del nuevo nacimiento. La renovación en el [lit., del] Espíritu Santo significa o el acto inicial de la conversión o, más probablemente, la continua renovación por el Espíritu a lo largo de la vida del creyente. En todo caso, la salvación es obra de la Gracia de Dios, no un premio por los actos meritorios del hombre.
Jesús
amplió el número de los beneficiados con sus promesas, pues no sólo los
discípulos gozarían de las promesas de una rica herencia, sino todo aquel que
se priva de cosas para seguirle (v. 29). Cien veces más es una promesa que no
debe ser interpretada literalmente. Seguramente Jesús no prometió cien esposas
a los hombres. “Mujer”,
o “esposa”,
no se encuentra en todos los mejores manuscritos de Mateo, pero sí en Lucas (1 Cor.
18:29).
El creyente gozará de muchas de estas recompensas en esta vida (Mr. 10:30). Yo sentí el llamado para dejar mis parientes, patria y lengua natal, para servir en América Latina, por causa del nombre de Cristo (comp. Mr. 10:29). Después de casi cuarenta años de servicio, puedo afirmar que el Señor ha sido fiel a su promesa. ¡Cuántos centenares de nuevos hermanos, hermanas, madres e hijos espirituales el Señor ha provisto! ¡Cuántos más tendremos en el cielo!
Ninguna de las recompensas temporales o espirituales mencionadas, sin embargo, se compara con la recompensa reservada para el último lugar, por ser más importante: vida eterna (v. 29). En el Sermón del monte el orden de las recompensas se invierte (Mr. 6:33). La vida eterna se refiere no solamente a la duración eterna de vida, sino a una calidad de vida que el creyente disfruta a partir de su encuentro personal con Cristo (Jn. 10:10). El joven rico vino buscando la vida eterna, pero Jesús dice que esta dicha se reserva para los que están dispuestos a desprenderse de todo lo que impide una fiel obediencia a su causa. La vida eterna es el summum bonum, el bien supremo de la fe cristiana.
Habiendo
prometido galardones generosos a sus seguidores, Jesús terminó el discurso
advirtiendo que habrá sorpresas en el reparto de las recompensas al fin de los
siglos. Pero muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros (v.
30) suena como un proverbio que se ilustra en la parábola que sigue y se repite
al fin de la parábola (Jn. 20:16). Hay varias aplicaciones al proverbio:
· El primero en este mundo podrá ser último en
el reino de Dios (el joven rico y
los doce);
· El primero en tiempo podrá ser último en
poder y reconocimiento espiritual (algunos de los doce
y Pablo);
· El primero en privilegio podrá ser último en la fe cristiana (judíos y gentiles);
· El primero en celo y sacrificio personal podrá ser último en influencia y aporte al reino de Dios (fariseos y judaizantes en contraste con Felipe, Esteban).
En resumen: los galardones serán repartidos no en base a condiciones exteriores como tiempo de servicio o resultados obtenidos, sino en base a la soberana voluntad de Dios.
Vanidad De Las Riquezas:
Hay quienes lo poseen todo, pero aun así viven en la infelicidad. Muchos conocen
el cuento de León Tolstoi acerca de aquel rey que estaba enfermo y que sólo
podía curarse si traían ante su presencia a un hombre que no tuviera ambiciones
y que por lo tanto era feliz. Si se encontraba ese hombre, el rey se curaría y
encontraría la felicidad con sólo ponerse su camisa.
Después de buscar por todas partes al hombre feliz, finalmente lo encontraron. El rey ordenó traerlo ante su presencia para pedirle la camisa y ponérsela. Pero el hombre feliz, para sorpresa de todos, no tenía camisa.
Concluyo:
Sin importar dónde
nos haya colocado Dios, somos llamados a consagrar nuestra vida a ÉL
diariamente, obedecer su llamado a seguirlo y servirle con nuestros talentos y
recursos, ya sea en:
·
El hogar,
·
La
oficina,
·
El barrio o
·
Lejos
de casa.
Al hacerlo, el Señor nos incentivará a amar a otros y a poner sus necesidades sobre las nuestras.
El
Señor nos incentivará a amar a otros:
___________
Nota
y Bibliografía:
- e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos
Ramírez Jiménez. 24//1//2024. MISIÓN BAUTISTA: “Emanuel”.
Ciudadela de Noé. Los Cardos Mz.
E-Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 937-608382-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
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