A Dios Nadie Le Vio Jamás: (Juan 1:18).
A Dios Nadie Le Vio Jamás:
(Juan
1:18).
“A Dios nadie le vio jamás;
el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”.
(Jn. 1:18).
Pastor: Carlos
Ramírez Jiménez:
Según
una leyenda, una vez, el conductor británico Sir Thomas Beecham vio a una mujer
de aspecto distinguido en el salón de un hotel. Creyendo que la conocía, pero
sin poder recordar su nombre, se detuvo para hablar con ella. Mientras
hablaban, recordó vagamente que tenía un hermano. Esperando obtener una pista,
le pregunto por él y si todavía tenía el mismo trabajo. “Oh, él está bien -dijo ella-, y sigue siendo rey”.
Confundir
una identidad puede ser embarazoso, como para Sir Beecham. Pero otras veces
puede ser más grave, como le sucedió a Felipe, el discípulo de Jesús. Por supuesto,
Felipe lo conocía, pero no había captado plenamente quién era. Quiso que Jesús les mostrara al Padre, y ÉL respondió: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn.
14:8-9).
Como el
Hijo unigénito de Dios, Jesús revela al
Padre con tanta perfección que conocer a uno es conocer al otro (vv. 10-11).
I. A Dios Nadie Le Vio Jamás:
Puesto
que Dios es Espíritu (Juan 4:24), nadie ha visto jamás a Dios en su
esencia, su ser espiritual. Con todo, asumió formas visibles, que los hombres
vieron en tiempos del AT.
En Juan 4:24, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. La idea central del concepto de adoración es reconocer el valor del objeto adorado. Debemos reconocer el valor de Dios, en espíritu (en contraste con falsedad).
II. Dios Se Da A Conocer En El Antiguo Testamento:
1. Génesis 32:30.
“Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma”.
Un gran testimonio personal. Jacob llamó el nombre de aquel
lugar Peniel, diciendo: Porque vi a
Dios cara a cara y salí con vida (v. 30). Este es un gran testimonio: "He visto a Dios".
Ninguna persona puede seguir siendo el mismo de antes después que se ha
encontrado cara a cara con el Señor. Hoy nosotros logramos la misma experiencia
de relación con Dios por medio de Jesucristo. Él
dijo: El que me ha visto a mí, ha visto al Padre (Jn.14:9).
2. Éxodo 24:9-10.
“Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel;… y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno”.
En
la ratificación del pacto, el texto indica que vieron a Dios (vv. 10 y 11). El
v. 10 emplea el verbo ra’ah H7200; el v. 11 emplea otro
vocablo, chazah H2372. Se emplea ra’ah normalmente para ver con el ojo
físico y chazah significa más
bien contemplar algo visto en una visión. A la luz Deut. 33:20, ningún hombre
me verá y quedará vivo, posiblemente se trata aquí de una experiencia que era
difícil poner en palabras humanas. Ellos no levantaron los ojos
porque la única cosa que vieron era algo como un pavimento debajo de sus pies
(v. 10; ver Ez. 1).
Era
como algo trasparente y azul comparable solamente en pureza al mismo cielo (v.
10). Con el encuentro, se dieron cuenta de quién era, y al entenderlo, tal como
al comprender una idea, decían que vieron (v. 10) a Dios porque contemplaron la
grandeza de la visión parcial de él que se les concedió. De todos modos, vieron a Dios y milagrosamente, no
murieron: no extendió su mano contra los
principales de los hijos de Israel... y comieron y bebieron (v.11).
3. Jueces 13:22.
“Y
dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos,
porque a Dios hemos visto”.
Revelación de la identidad
del ángel de Jehová, 13:15–23.
Manoa desea expresar su gratitud al “profeta” (13:15), pero éste le sugiere expresarlo más bien a Jehová (13:16). Da así una pista sobre su identidad, pero Manoa, a diferencia de su esposa (ver v. 6), todavía no sospecha nada.
Manoa persiste con la idea de agradecer de alguna manera al “hombre de Dios” (13:17). Probablemente pensaba honrarlo con regalos o dinero (comp. Núm. 22:17, 18; 24:11–13), y también deseaba engrandecer su nombre.
El ángel de Jehová da otra respuesta evasiva (13:18). No quiere decir que Admirable es su nombre, sino que su nombre es incomprensible para los seres humanos (hay que recordar que no hay mayúsculas en la escritura heb.). La raíz heb. traducida admirable o “maravilloso”, se refiere a lo que sobrepasa la comprensión o poder humano (ver Éx. 15:11; Salm. 139:6; Is. 25:1; 29:14). También en la lucha con Jacob el ángel de Jehová, en un contexto semejante, rehusó dar su nombre (Gn. 32:29). Ningún nombre es adecuado para expresar lo que Dios es.
Sobre la ofrenda vegetal que acompaña el holocausto (13:19), ver Levítico 2; Números 15:1–12. La peña sería una piedra grande que sirvió de altar para el sacrificio (comp. 6:20, 21, 24).
La
desaparición del ángel de Jehová en la llama (13:20, 21; comp. 6:21) se
califica como prodigio (v. 19), palabra de la misma raíz heb. que admirable en
el v. 18. La desaparición demuestra que en efecto el nombre del ángel de Jehová
trasciende la comprensión humana y que él es divino.
Frente
a esta maravilla Manoa y su esposa caen en postura de adoración y temor
(13:20b; comp. Lv. 9:24; 1 R. 18:38, 39). Por fin Manoa se da cuenta de la
identidad del mensajero (13:21b), y le entra
un gran miedo por haber visto a Dios
(13:22; comp. exposición de 6:22).
Sin embargo, la mujer llega a una conclusión mejor razonada.
Para ella no tenía sentido que Jehová aceptara el sacrificio y les revelara que
su hijo sería libertador si todo el tiempo su intención era matarlos (13:23).
Ella sospechaba por algún tiempo que el “hombre
de Dios” era el “ángel de Jehová”
(v. 6). La lentitud con que Manoa lo reconoce (vv. 16, 21) corresponde a la
torpeza de Israel para reconocer quién era el Dios
verdadero.
4. Isaías 6:1;
“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo”.
Pero no. En medio del caos humano Isaías
tiene una visión del Rey, sentado sobre un trono alto y sublime (v. 1). Pero
este Rey no es un hijo de David, sino el mismo
Jehová de los Ejércitos.
El
lugar de la visión era el templo en Jerusalén, y la visión era tan imponente
que los bordes del vestido real de Jehová llenaban el templo, posiblemente todo
el emplazamiento del templo sobre el monte Moriah, con sus muros de contención
alrededor. La visión fue acompañada por un
temblor que sucedió al canto de los serafines, que decían:
· ¡Santo, santo, santo es Jehová de los Ejércitos!
· ¡Toda la tierra está llena de su gloria! (v. 3).
Tras
esta visión, los labios de Isaías fueron purificados mediante un carbón
encendido, tomado del altar por uno de los serafines. Y luego, sólo cuando se
le había concedido la capacidad de estar de pie ante el Dios Santo, tiene lugar
el diálogo de su llamamiento. Entonces Jehová le
expresa la inquietud que tiene por su pueblo Israel, e Isaías se presenta
diciendo: Heme aquí, envíame a mí (v. 8).
5. Daniel 7:9.
“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente”.
Estuve
mirando hasta que—continuaba mirando hasta, etc.
fueron puestas sillas—más bien, “tronos
fueron puestos” [La Vulgata y Lutero], es decir, para los santos y
ángeles a quienes “se dio el juicio” (v.
22), como asesores del Juez. Véase el v. 10, “millares
de millares le servían” (Mt. 19:28; Lc. 22:30; 1 Cor. 6:2-3; 1 Tim. 5:21;
Ap. 2:26; 4:4). Anciano de grande edad—“El padre
eterno” (Is. 9:6).
Él
es el juez aquí, como el Hijo no juzga en su propia causa, y es la causa de él
la que está por presentarse contra el Anticristo.
se sentó—la actitud del juez que está por dar
su fallo.
vestido era blanco—que indica la pureza judicial
de Juez y de todas las cosas junto a él (Ap. 1:14).
sus ruedas—como los tronos orientales se mueven sobre ruedas. Como la llama veloz, los juicios de Dios son más rápidos en caer donde él quiere (Ez. 1:15-16). El juicio aquí no es el juicio final, porque entonces no habrá bestia, y el cielo y la tierra se habrán pasado; pero es aquel contra el Anticristo (el último desarrollo del cuarto reino), típico del juicio final: “Cristo que viene para sustituir al reino milenial de gloria por el de la cruz” (Ap. 17:12-14; 19:15-21; 11:15).
III. En Jesús Los Hombres Pudieron Ver A Dios
(Juan 14:8-9):
“Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta… Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?”
Esta
es la cuarta y última vez que aparece Felipe en este Evangelio (1:43–49; 6:5–7;
12:22). Él revela su ignorancia relacionada con la naturaleza de la persona de
Jesús y la falta total de comprensión del contenido del versículo anterior. Sin
embargo, es honesto y dispuesto a exponer su ignorancia con tal que sus
inquietudes se satisfagan. Está equivocado también en pensar que lo único que
deseaban era una visión del Padre. Pero, ¿Quién no desearía ver a Dios? Felipe estaba expresando un anhelo
universal.
Morris
opina que Felipe aparentemente deseaba una teofanía tal como encontramos de vez
en cuando en el AT. (ver Éx. 24:10; 33:17 ss.; Is. 6:1).
Felipe llama a Jesús Señor, un título de respeto, pero los discípulos lo usaban a esta altura con un contenido más profundo. Jesús recién había dicho “y le habéis visto”, pero Felipe no era consciente de haber visto al Padre. Había oído su voz del cielo, pero anhelaba ver su persona. Su deseo no era egoísta, pues pedía lo mismo para todos sus compañeros al decir muéstranos y nos basta.
El verbo he estado está en el tiempo presente, en vez de
perfecto, y una traducción literal sería: “En tanto tiempo estoy con vosotros”. El
énfasis está sobre la duración prolongada (indefinida)
de tiempo, no sólo con Felipe, sino con todos ellos. Felipe fue uno de los
primeros discípulos (1:44) y, después de caminar con Jesús durante tres años,
todavía le faltaba una comprensión cabal de la persona de su Maestro.
Las dos preguntas de Jesús:
· ¿Y no me has conocido?
y
· ¿Cómo, pues, dices…?
son un reproche suave por no haber aprendido la lección repetida
una y otra vez. El pronombre tú
en la segunda pregunta es enfático, por estar ubicado ante el verbo
en el texto griego Mateos-Barreto comentan que Felipe, “anclado en la idea tradicional, no puede comprender que el
Padre esté presente en Jesús”. Parece que aun Jesús mismo estaba
sorprendido por la falta de comprensión de todos los discípulos, un hecho
testificado en los cuatro Evangelios (ver 10:6; 12:16; Mt. 15:16; 16:8; Mr.
9:32; Lc. 9:45; 18:34; 24:25; Hech. 1:6; Heb. 5:12).
Plummer percibe majestad en la expresión El que me ha visto, ha visto al Padre. Antes el texto dice que Jesús había dado a conocer al Padre (1:18), pero con esta afirmación Jesús reclama plena deidad y el ser uno con el Padre (ver 12:45; 13:20). ¿Qué mero hombre se atrevería a decir semejante cosa?
Cristo da vida (v. 12):
Ø
Revela
(vv. 14, 18);
La
RVA, en el v. 14, sigue el texto griego publicado por las Sociedades Bíblicas
Unidas al incluir el pronombre personal en Si me pedís, el cual falta en la
RVR-1960; por otro lado, no traduce el verbo tal cual es, un subjuntivo en el
tiempo aoristo: “pidiereis”.
En el versículo anterior no se especifica a quién se debe dirigir la oración,
pero aquí se aclara que es a Jesús. Esta aclaración no contradice otros pasajes
que indican que debemos orar al Padre. Juan establece una relación tan íntima
entre el Padre y el Hijo que la oración puede dirigirse a cualquiera de los dos
sin omitir al otro. Jesús está en la posición de mediador. La oración dirigida
a él, o por medio de él, llega al Padre.
Además, este versículo establece que Jesús es el que contesta la
oración: yo lo haré. El
pronombre yo es doblemente enfático, por su posición
ante el verbo y por usarse cuando no es necesario, pues la primera persona
singular se ve en el mismo verbo.
Brown sugiere que debemos analizar cuatro modelos distintos de
orar en los escritos de Juan:
a)
14:13, 14;
b)
15:16 y 16:23;
c)
15:7 y 16:24;
d)
1 Juan 3:21, 22 y 5:14, 15.
Ø
Da gracia y verdad (vv.
16-17).
Habiendo
presentado la parte que correspondía a los discípulos en el versículo anterior,
ahora, v. 16, Jesús promete lo que él mismo hará. Si ellos hacen su parte en la
tierra, Jesús haría la suya en el cielo. El pronombre yo es doblemente enfático y se ubica en contraste
a “vosotros” en el anterior.
Morris observa que aquí tenemos la
primera vez en este Evangelio que Jesús emplea el verbo traducido rogaré, el cual lo usan generalmente los
discípulos que hacen preguntas.
Plummer comenta que este verbo
normalmente se usa entre personas de igual jerarquía, como en este caso.
Trench agrega que en el NT., no hay
un solo caso de un creyente que haya usado este verbo en su oración a Dios, o
de una criatura que se haya dirigido a su Creador. Jesús confía que el Padre oirá y contestará
su pedido. Lit. el texto griego dice:
“y otro Consolador dará a vosotros”. Este
arreglo muestra que el énfasis recae sobre el pronombre otro.
El pronombre otro está en el género masculino y significa
literalmente “otro de la misma clase” (allos G243). En el griego hay otro
pronombre que se traduce “otro” (eteros
G2087), pero con el significado de “otro de una clase distinta”. La referencia es a otro que cumplirá el rol realizado por Jesús
durante los tres años de su ministerio terrenal. Jesús los dejaría en su forma
física y visible, pero no sería un abandono total, porque el Espíritu Santo vendría
a suplir esa ausencia, y con ventajas. Jesús estaba limitado a un lugar a la
vez, pero ese límite no se aplicaría al “otro
Consolador”. Jesús normalmente estaba “con”
los discípulos, pero el Espíritu Santo moraría “dentro”
de ellos. Jesús estuvo con los discípulos por un tiempo limitado,
aproximadamente tres años, pero el Consolador
estaría con ellos para siempre.
El término Consolador traduce un vocablo (paracletos G3875) que ofrece varias
aplicaciones. Debemos mantener en mente la relación que se establece con Jesús
y su ministerio al decir otro Consolador.
Este título se usa cinco veces en el NT, cuatro de ellas en este Evangelio
cuando Jesús se refiere al Espíritu Santo (14:16, 26; 15:26; 16:7). En 1 Juan
2:1 se traduce como “abogado”. El
término traduce una palabra compuesta de una preposición para G3844, “al lado de”, y el adjetivo kletos G2822, derivado del verbo kaleo
G2564 que significa “llamar”.
Algunas versiones, en vez de intentar
una traducción, sencillamente presentan una transliteración:
“Paracleto”. El término significa
literalmente “uno llamado al lado de otro para
socorrer”. A veces se traduce “abogado”
porque este término se usaba antiguamente de uno llamado para ayudar en una corte de justicia, especialmente
en la defensa de una persona acusada.
Plummer afirma que siempre cuando se
usa este término en el Evangelio, la idea de rogar, argumentar, convencer e
instruir es prominente. Todos estos conceptos describen el ministerio de Cristo
en el cielo y el amplio ministerio del Espíritu
Santo en relación con los
creyentes en el mundo. Siendo así, debemos buscar un término que se puede
aplicar igualmente a Cristo y al Espíritu Santo.
El parákletos. En el Evangelio de Juan se usa la palabra parakletos para referirse al Espíritu
Santo (14:16, 26; 15:26). La palabra es traducida “Consolador”
en RVA, la RVR-1995 y la NVI. Es traducida “Defensor”
en la DHH.
William Barclay dice que hoy día las
palabras “consolador” y “confortar” no dan la suficiente profundidad al
significado de la palabra original. “La función del Espíritu Santo es la de llenar a una persona
con aquel Espíritu de poder y de coraje que le darán la capacidad para afrontar triunfantemente la
vida”.
La palabra parakletos quiere decir: “uno que es
llamado a estar al lado” de otro. Jesús agrega aspectos adicionales
de la función del parakletos: En 14:16, 17 es el “Espíritu de verdad”; en 15:26 es el “Espíritu de verdad” que da testimonio de Cristo; y en 16:7
afirma que el Espíritu vendrá cuando él se haya ido a su Padre. El Espíritu Santo es la presencia constante de Cristo para:
·
Ayudar,
·
Iluminar,
·
Fortalecer, y
· Exhortar al creyente.
IV. El Unigénito Hijo. (Juan
1:18):
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está
en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”.
La completa suficiencia de la revelación que de Dios nos ha
hecho Jesús: el unigénito Hijo (bastantes
e importantes MSS dicen: “el
unigénito Dios”), que está en el seno (lit., hacia el seno) del Padre, ÉL le ha dado a
conocer (lit. ÉL lo explicó o hizo la
exégesis de ÉL).
Obsérvese qué bien cualificado estaba Jesús para hacernos la
exégesis del Padre, puesto que:
1) Es el Hijo
único del Padre, su Verbo o Expresión infinita,
exhaustiva. Nadie conoce exhaustivamente al Padre, y en nadie es conocido exhaustivamente
el Padre, sino el Hijo y en el Hijo (M. 11:27) y el Espíritu Santo (v. 1 Cor.
2:10-11);
2) Sólo el Hijo está en el
seno del Padre, como el escogido Bien amado en quien el
Padre tiene todas sus complacencias, y como aquel a quien Dios confía todos sus
secretos (15:15; 17:26);
3) Al hacerse hombre,
el Verbo de Dios nos hizo la perfecta traducción de Dios al lenguaje humano, no
sólo en Sus palabras sino en Su propia persona, pues en ÉL habitaba toda la
plenitud de la Deidad (Col. 2:9), y quien le ve a ÉL, ve a Padre (14:9).
Si se pudiese ver del Padre algo que no se ve
en Cristo Jesús habría engañado a Felipe. No cabe otra visión de Dios que la
que se refleja en la lumbrera que es el Cordero (Ap. 21:23).
El que se sienta triste por no poder ver al
Padre en Sí, es que no está satisfecho con el Señor Jesucristo o no
lo conoce como es necesario. Sólo cuando se manifieste, lo veremos tal como es
en Sí (1 Juan 3:2).
Concluye:
Si nos preguntamos cómo es el
carácter la personalidad o la compasión de Dios, solo hay que mirar a Jesús
para averiguarlo, ya que su bondad, amor y misericordia lo revelan.
Y aunque nuestro Dios asombroso
supera nuestra capacidad de comprensión, tenemos un regalo maravilloso en su
manera de revelarse a nosotros en Cristo.
¿Cuánto conoces el carácter de Dios?
____________
Nota Y Bibliografía:
- MATTHEW, Henry. “COMENTARIO BÍBLICO”. Edit.
Clie. Pág. 1353.
- e-Sword-the. LEDD. Mundo Hispano.
- Biblia de Estudio RYRIE.
- Pastor: Carlos
Ramírez Jiménez. 4//3//2024. MISIÓN BAUTISTA: “Emanuel”.
Ciudadela de Noé. Los Cardos Mz.
E-Lt.18. III Etapa. Cerca del Hospital Regional II. Cel. 937-608382-Tumbes.
charlyibsh@hotmail.com
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